¿Esta acumulación de grasa subcutánea es un problema exclusivamente femenino? Podríamos decir que sí, porque el 90 % sufre de celulitis en distintos grados, contra apenas el 2 % de los hombres. ¿Por qué se da esta desigualdad y qué momento de la vida es el más propicio para que se “acolche” la piel?
Las mujeres temen la celulitis desde la noche de los tiempos. Pero ¿por qué somos las únicas en pagar el pato de este fenómeno natural?
DESIGUALDAD ANTE LA CELULITIS:
Bajo la epidermis y la dermis se encuentran tres capas de grasa. La hipodermis protege la más superficial. Estas células adiposas están organizadas en racimos separadas por tabiques de tejido conjuntivo. Si son demasiado grandes, estos adipocitos atraviesan los tabiques y empujan la piel hacia arriba, formando pequeñas protuberancias, es decir, la famosa piel de naranja. Pero ¿por qué las mujeres son las únicas expuestas a este fenómeno?
EXISTEN VARIAS RESPUESTAS:
Este fenómeno natural es esencialmente de origen hormonal, por este motivo, sólo afecta a las mujeres: los principales responsables son los estrógenos (hormonas femeninas).
Los lóbulos adiposos son más grandes en las mujeres. La disposición de estos lóbulos en la mujer es perpendicular a la dermis y, en los hombres es oblicua y se desliza sin formar un efecto acolchado. La piel femenina es más fina.
Los adipocitos se encuentran a nivel del vientre, muslos, glúteos y caderas. En los hombres se sitúan más bien a nivel del abdomen.
MÁS RIESGO DURANTE CIERTOS PERIODOS:
Vinculado directamente a las fluctuaciones hormonales, la celulitis aparece preferentemente en ciertas épocas de la vida, principalmente en la pubertad, el embarazo, la menopausia, los ciclos menstruales y durante los primeros meses de la toma de la píldora.
Pubertad: los estrógenos comportan el desarrollo de tejidos adiposos sobre ciertas zonas, principalmente las caderas, el vientre, los glúteos y los muslos.
Embarazo: el aumento considerable de hormonas puede favorecer la aparición de celulitis.
Menopausia: las grasas tienden más a almacenarse que a consumirse. Cuando se aumenta de peso considerablemente, hay un exceso de hormonas y éstas contribuyen a la aparición de celulitis. Una alimentación desequilibrada, la ausencia de ejercicio físico y una predisposición hereditaria pueden agravar el riesgo de desarrollar celulitis y acelerar su evolución a estados en los que es más difícil eliminarla. Finalmente, con la edad, el tejido cutáneo y subcutáneo puede perder flexibilidad y elasticidad y estos fenómenos pueden aumentar la celulitis.
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